Mi huésped era un iceberg.
Cuando nacemos dependemos totalmente de nuestros padres, desde alimentarnos hasta acobijarnos cuando tenemos frío, también el nivel de cuidado así también algunos tienen ciertos privilegios que otros no. Y a veces depende el número de hijo que seas, en mi caso soy el segundo lo que significa que no hubo nada de especial en mi nacimiento, no fue una sorpresa ya mi mamá había experimentado la lactancia con mi hermana que es un año mayor que mi, y lo que eso significa es que, aun había mucho cuidado que tener hacia mi hermana cuando yo nací, vaya! debió ser un duro trabajo para mi mamá, pero sin embargo lo logró, prueba de ellos soy yo aquí escribiendo para ti.
Además de los cuidados que los padres dan a los hijos, también esta la educación que ellos brindan, ellos dan las primeras lecciones de vida, en todas las áreas y no hay pregunta sin contestar, y la que no se sabe, pregúntale a tu papá decía mi mamá, y bueno mi papá como todo un buen hombre, lo que no sabia se lo inventaba, pero de que había respuesta había. Recuerdo esas primeras lecciones acerca de la vida y mis preguntas tales como: qué tan alto esta el cielo; y si veía a los superhéroes, ¿ mamá, también yo puedo volar? Dependiendo del estado de ánimo de mamá la respuesta era, —acaso eres un pájaro—. Menuda lógica, no soy un pájarito, pero si bien ya volé un par de veces.
Parte de lo que ellos nos enseñan es a crear defensas hacia los abusivos y a los entrometidos y hay otras cosas que vamos aprendiendo en el transcurso de la vida, pero erigimos fortalezas impenetrables contra aquellos que quieren entrar en nuestras vidas y arruinarnos, y si tu edad ronda o está en los 20, sabrás cuanto las personas pueden llegar a destruir, y esas experiencias dolorosas hacen que nos distanciemos mas de las personas en respuesta a lo que nos acontece, el dolor es real.
En ese proceso de resguardar nuestro ser, encerramos dentro de un castillo todas aquellas cosas hermosas que sentimos y pensamos acerca de la vida, nuestra inclinación primaria cuando acabos de nacer es sentir el calor de nuestras madres y luego se incluye el afecto de nuestros seres amados, esos que tanto nos fallan a veces. Pero todo eso lo escondemos y con ellos nos perdemos de la experiencia de amar y dar afecto, la hostilidad se instala en nuestras vidas y el huésped es un iceberg que mantiene nuestro ser frío y desolado. Pero aunque lo neguemos como esos primeros años, añoramos ese afecto y ese calor, ese abrazo y esa tolerancia a preguntas como si puedes volar, y cuando encontramos esa motivación nuevamente posiblemente encontremos ese ser que nos diga, no solamente puedes, sino que yo también volaré contigo.