Un estilo de vida inusual

Ayer por la tarde preguntaba a ciertos consejeros, cual era el estilo de vida que debía seguir, o dicho de otra manera mi pregunta acertaba más a la exactitud del si y el no. Que si, y que no.

El interesarse en hacer las cosas correctas no tiene nada de mal, todo lo contrario, aquellos que son conscientes de su presente y posición, están preparados para afrontar el mañana con cierta ventaja, porque ¿quién inicia a construir su casa sin antes pararse a pensar que tiene en mano para llevar a cabo tal empresa? o ¿quién inicia una batalla sin antes pensar quien esta de su lado y quien lo vendrá a combatir?

Vivimos en un mundo que va a toda prisa, no hemos terminado de digerir el sabor del último modelo en teléfono celular cuando el próximo ya esta en camino, con la promesa de ser mejor y a nuestros ojos se ve mas atractivo. Hemos perdido el gusto por la buena comida porque los bocadillos están presentes en todo momento sin interrupción. Hay convulsion y exceso de entretenimiento, de conocimiento. El placer y la ciencia son el veneno y el antídoto de esta era. 

Todo el que piensa defender una causa sabe de que trata. Recuerdo el primer episodio del Príncipe de Bel-Air en el que Hilary Banks la hija del tío abogado reclama hacerse presente a una campaña contra la contaminación y el calentamiento global, la lista de actividades incluye viajar todo el día en autobús y finalmente una gigantesca fogata en la playa. Bueno, he ahi un claro ejemplo de lo que significa no saber que se defiende o podría ser peor, una superficialidad de creencias, que se basan en apariencias y mentiras.

Sabes bien el principio de lo que defiendes; acaso lo que pretendes alcanzar es lo que realmente quieres, como se diría, “cuidado con lo que deseas porque se te puede hacer realidad”. 


Hoy día todos parecieran querer llegar a algún lugar, van a toda prisa, uno tras el otro, todos tienen la promesa de alcanzar riqueza, fama y gloria, y es hacia allá donde todos se dirigen, todos creen saber algo, todos creen tener las intenciones correctas, pero en verdad, qué es lo que buscamos, es que en realidad hemos perdido algo. 

El “ Si” a todo lo que produce placer y bienestar; el “No” para todo aquellos que incomoda y socava la euforia, es ese el estilo de vida correcto, o solo estamos persiguiendo otra hueca promesa de bienestar viviendo de sensaciones y estímulos, pero el problema radica en nuestra variabilidad y fragilidad emocional, cuando el fin de tales estímulos debiera ser fortalecer un estado mental y del alma. 

Una vez mas, la pregunta es, a qué “si” y a qué “no”. 

Anterior
Anterior

Sobre el amor

Siguiente
Siguiente

Una buena noticia.